Lenguapop
Una coleccion de cultura pop nacional todavía no documentada.
Todos sabemos que una marca registrada de nuestro querido Paraguay es el empedrado, pero así como la sopa paraguaya lleva sólo el nombre sopa porque no tiene nada que ver con ser líquida, nuestros empedrados tampoco tienen nada que ver con el concepto que comúnmente se tiene de ellos. Para comprobar esta teoría, basta solamente con observar la disposición de las “rocas” que los conforman, las cuales parecen haber sido lanzadas no de la carrocería de un camión tumba, sino desde aviones. Esta irregularidad podría funcionar como espejo de nuestra realidad, en donde el estigma del vaí vaí se refleja día a día, así como también las consecuencias de esta actitud que la pagan los menos culpables, nuestros autos.
Aunque parezca una gran contradicción, los Paraguayos amamos profundamente al empedrado. Muchas veces cuando la Municipalidad cae con la propuesta de asfaltar alguna calle, aparte de no tener ganas de realizar tal inversión, los vecinos saltan a defender sus empedrados con un noble alegato; el empedrado es mucho mas fresco en verano que el asfaltado, es menos peligroso porque los autos circulan a poca velocidad y también hay menos cantidad de autos. Estos factores permiten a un barrio conservar el carácter tribal, conformado por ese espíritu apacible que suena a siesta eterna y huele a vereda manguereada, con niños jugando metegol a compí y vecinos sentados en la vereda disfrutando un tereré en camisilla y pantaloncito
4 comentarios:
Fenomenal post viejo, la parte final me dibuja la película en la mente, a pesar de que en el barrio en el cual vivía de niño, no había ni empedrado jejeje.
y si, a veces casi todos preferimos la tranquilidad trival de algun empedrado antes que la velocidad del asfalto...
si abré clavado en ese empedrado el taco, la nariz, la cabeza...y algun que otro asentadero....
a sacar la silla de cable, llamar algun vecino para el tereré...
Publicar un comentario